El entorno de un niño con epilepsia

Cuando en la familia se tiene a un niño que padece de epilepsia lo que se debe hacer es informar a los familiares y profesores sobre la enfermedad, además de dar a conocer las medidas que se deben seguir en caso de presenciar una crisis epiléptica.
Es importante que los profesores estén informados y preparados para saber actuar ante cualquier eventualidad que se presente. De igual forma es conveniente que los compañeros del colegio comprendan el padecimiento del niño para evitar que le tengan miedo, lo rechacen o lo discriminen.
En niños con epilepsia los procesos cognitivos se pueden ver comprometidos, debido a esto pueden haber problemas de aprendizaje o conductas inadaptadas en el entorno, la intervención en el apoyo académico será fundamental.
El niño puede sufrir de problemas de atención, tanto por la propia enfermedad como por la medicación implementada; la memoria también se puede ver alterada ocasionando problemas para recordar la información reciente. En la psicomotricidad los niños pueden tener una repuesta más lenta y en algunos casos dificultad para articular algunos fonemas.
El deterioro cognitivo se puede ver deteriorada por cuatro factores principales:
Edad: Las epilepsias que aparecen más tempranamente ocasionan mayor daño porque la formación de conexiones se ve más afectada.

Duración: Cuanto más dure la enfermedad existe probabilidades de que aparezca algún tipo de alteración o deterioro cognitivo por la lesión en el cerebro o por el uso del tratamiento.

Frecuencia y tipo de crisis: Las crisis generalizadas y las crisis complejas tienden a ocasionar un mayor daño; así mismo, cuanto mayor sea el número de crisis, más grande es el riesgo de que se produzcan problemas en el desarrollo de las capacidades cognitivas.

Tratamientos farmacológicos: Los medicamentos tienen un efecto sedante sobre el sistema nervioso del niño, comprometiendo de este modo ciertos procesos cognitivos (especialmente los relacionados con la atención y la memoria).
Estudios realizados señalan que el niño que se siente bien consigo mismo y conoce su enfermedad es más abierto a aceptar un plan de tratamiento, por esta razón los especialistas señalan que se debe tomar en cuenta cinco puntos para ayudar en la autoestima y en la seguridad del niño.
Informar: Hablar con sinceridad al niño de su enfermedad y contestar sus preguntas.
Anteponer prioridades: Establece una lista de las cosas que le gustan hacer al niño y proponle las que puede hacer.
Experiencias: Busca el intercambio de experiencias y vivencias con familias que tienen niños con epilepsia.
Reconoce logros: Elogia los logros positivos del niño y sus habilidades.
Evita la sobreprotección: Evita hablar delante del niño de las dificultades de su trastorno. Trátale como a los demás niños, dándole responsabilidades y tareas que desarrollen su autonomía personal.

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